Este blog de Adoación Nocturna de la parroquia "San José" de la ciudad de Cuautla Morelos tiene el propósito de proporcionar información sobre las actividades de evangelización con el grupo de aspirantes a tarsicios e inesitas. PÁRROCO: PBRO. RAFAEL MARTÍNEZ VENCES VICARIO: DIÁCONO CRUZ EDGAR CORTÉS PÉREZ
sábado, 10 de noviembre de 2012
http://www.scribd.com/doc/94345532/Manual-Teologia-Dogmatica-Ott-2 Para conocer sobre los sacramentos
martes, 6 de noviembre de 2012
Jesús-Eucaristía
pan para la vida de todos
Marcelo A. Murúa
mmurua@buenasnuevas.com
El capítulo 6 del evangelio de Juan es clave para comprender el significado de
la Eucaristía para nuestra vida de fe. En él, el evangelista nos presenta a Jesús como
pan de vida, a través del signo de la multiplicación de los panes, y a continuación,
a través de un largo discurso de Jesús. Para profundizar la reflexión dividiremos
al texto en cuatro partes.
1) Jesús da de comer a la multitud
Jn. 6, 1-15
" Después Jesús pasó a la otra orilla del lago de Galilea, cerca de Tiberíades.
Le seguía un enorme gentío, a causa de las señales milagrosas que le
veían
hacer en los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.
Se acercaba la Pascua , la fiesta de los judíos. Jesús, pues, levantó
los
ojos y,
al ver el numeroso gentío que acudía a él, dijo a Felipe: «¿Dónde
iremos
a comprar pan para que coma esa gente?» Se lo preguntaba para ponerlo
a prueba, pues él sabía bien lo que iba a hacer.
Felipe le respondió:
«Doscientas
monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo.»
Otro discípulo, Andrés,
hermano de Simón Pedro, dijo: «Aquí hay un muchacho
que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es esto
para
tanta gente?» Jesús les dijo: «Hagan que se sienta la gente.» Había mucho
pasto en aquel lugar,
y se sentaron los hombres en número de unos cinco
mil. Entonces Jesús tomó los panes, dio las gracias y los repartió entre los
que
estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, y todos recibieron
cuanto
quisieron. Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
«Recojan
los pedazos que han sobrado para que no se pierda nada.» Los recogieron
y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comido:
eran
las sobras de los cinco panes de cebada. Al
ver esta señal que Jesús había
hecho, los hombres decían: «Este es sin duda el Profeta que había de venir
al mundo.» Jesús se dio cuenta de que iban a tomarlo por la fuerza para
proclamarlo
rey,
y nuevamente huyó al monte él solo."
© 2005 Marcelo A. Murúa - BuenasNuevas.com - Derechos reservados
Esta escena de la vida de Jesús, conocida como la "multiplicación de los panes" es un relato que figura en los cuatro evangelios. Este sencillo dato nos da la pauta de que fue un hecho de vida significativo para las comunidades cristianas de los primeros años de la iglesia. Sabemos que los evangelios no son biografía de Jesús sino anuncio de su Buena Noticia (tal el significado de la palabra "evangelio"), y que por estar escritos en diferentes contextos históricos y para distintas comunidades destinatarias tienen textos comunes y textos particulares (propios de cada evangelista).
Este relato constituye uno de los textos que sí aparecen en los cuatro evangelios, señal de su importancia y mensaje. Juan ubica la escena en la costa judía del lago de Galilea, cerca de la ciudad de Tiberíades (en la costa del lago había varias ciudades por donde Jesús estuvo predicando durante su estadía en Galilea).
Mucha gente acudía a verlo y escucharlo. La predicación de Jesús se caracterizaba por una práctica liberadora centrada en la curación de los enfermos y la atención de los marginados. El pueblo acudía y lo seguía.
Jesús contempla el gentío y se compadece por ellos. Manifiesta a sus discípulos su preocupación por las necesidades de la gente. Jesús se preocupa por el hambre del pueblo, por lo que podrían o no comer. Practica y vive lo que luego nos enseña: a Dios le preocupa la vida concreta de las personas y juzgará nuestras vidas desde la óptica concreta de la solidaridad y la fraternidad con los hermanos (ver Mt. 25, 31-46). Es interesante descubrir que Jesús no se queda en el diagnóstico de la situación: "la gente tiene hambre"… sino que se compromete a sí mismo y a sus discípulos a buscar una solución a la situación "¿Dónde iremos a comprar pan…?", que equivale a "¿Qué haremos nosotros por esta gente"
La actitud de los discípulos también es interesante para analizar. Felipe se sorprende con la pregunta del Maestro y su respuesta esta cargada de lógica humana" Doscientas monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo". Una moneda de plata era el salario o jornal de un día de trabajo. La cantidad expresa una suma importante de dinero pero su significado es más profundo. Cuántas veces nosotros
contemplamos las situaciones de injusticia de nuestro tiempo y nos desalentamos "¡Nada se puede hacer!", "Las cosas nunca van a cambiar", "Con tan poco no se puede hacer mucho…" Con sus palabras Felipe quiere decir que cree imposible dar de comer a toda esa gente. El segundo discípulo que aparece en el relato, Andrés, hace un aporte más positivo, aunque también plantea sus dudas e incredulidad.
Vale la pena recordar que Andrés fue uno de los dos discípulos que primero encontraron a Jesús, según el evangelio de Juan y que luego de encontrar a Jesús fue a buscar a su hermano Simón y le dio testimonio de Jesús (Jn. 1, 35-42). En este relato vuelve a aparecer una actitud característica del discípulo (y por lo tanto
de quienes buscamos seguir los pasos de Jesús): es quien es capaz de descubrir a su alrededor los dones que Dios ha repartido, aún cuando no alcance a comprender. Andrés señala que un muchacho tiene algo de alimentos, aunque a su juicio no es suficiente "¿qué es esto para tanta gente?".
gente se sienta en grupos. Las soluciones no son individuales sino comunitarias, Jesús
organiza a la gente, le enseña a compartir.
Tomando los panes y los pescados Jesús hace un gesto: da gracias y los reparte.
El gesto de Jesús nos recuerda otros momentos de su vida: la cena antes de morir
(Mc. 14, 22), el encuentro con los discípulos de Emaús (Lc. 24, 30).
Un detalle del texto puede pasar inadvertido. Los panes que el muchacho acerca
son de harina de cebada, la harina de los pobres en los tiempos de Jesús. La harina
de trigo era más refinada y su costo era mayor.
El pueblo sencillo hacía su pan
con
harina de cebada. Jesús valora el aporte sencillo y a partir de lo que la gente
ofrece
actúa y cambia la vida (es una característica de Jesús partir del aporte humano
para hacer sus señales milagrosas, este aporte puede ser material o una actitud,
como en la curación del paralítico, ver Mc. 2, 1-12).
A continuación se señala que todos recibieron cuanto quisieron y los discípulos
recogieron doce canastos con lo que había sobrado. Las cifras son evidentemente
simbólicas, propias del gusto y entendimiento del pueblo judío, que adjudicaba significados
a los números.
El texto no habla en ningún momento de multiplicación de los panes a pesar de
que la tradición ha conservado ese título para esta escena evangélica.
Jesús acepta el aporte del niño, da gracias, lo reparte… y todos comieron y se
saciaron. Un dicho popular de nuestros días afirma "Cuando se comparte, alcanza
y sobra…" Un excelente teólogo de nuestros días, Albert Nolan, nos abre una ventana
a una comprensión del texto que nos compromete y nos interpela:
" El mejor ejemplo del empeño de Jesús por educar a la gente
a repartir lo que posee, es el milagro de los panes y los peces (Mc.
6,
35-44, par.).
Este episodio fue interpretado por la primitiva iglesia y
por
todos los evangelistas como un milagro de multiplicación (aunque
ninguno
de ellos lo dice expresamente). La forma habitual de llamar la
atención
sobre un milagro consiste en decir que la gente quedó perpleja,
pasmada o enmudecida. En este caso, no se nos dice nada de esto;
lo que se nos dice es que los discípulos no habían comprendido
(Mc.
6, 52; 8, 17-18, 21). El acontecimiento tiene un significado más
profundo.
Pero, en sí mismo, no fue un milagro de multiplicación, sino
extraordinario
ejemplo del hecho de compartir."
¿Quién es este hombre? Albert Nolan, pág. 87. Ed. Sal Terrae
La escena termina en forma enigmática. La multitud aparenta reconocer al Mesías
esperado, pero Jesús que advierte una intención que no es compatible con el
proyecto
de Dios se aleja y busca refugio en el monte, en soledad.
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